Los salones de estilo clásico se distinguen por su elegancia atemporal, destacando el uso de muebles ornamentados y una rica paleta de colores que incluye tonos profundos y terrosos.
Este estilo enfatiza la simetría y el orden, incorporando elementos arquitectónicos como molduras decorativas, columnas y techos con detalles en yeso. Los muebles suelen ser de madera tallada, con tapicería lujosa en telas como terciopelo o seda, y complementados con cojines decorativos.
Los accesorios son clave en un salón clásico, incluyendo cortinas pesadas, alfombras orientales y obras de arte tradicionales, que aportan una sensación de riqueza y profundidad al espacio. La iluminación es suave y proviene de lámparas de araña, candelabros o lámparas de mesa con bases de porcelana o cristal.
Este estilo favorece los espacios ordenados y bien proporcionados, ideal para quienes valoran la sofisticación y el confort.
Un salón clásico no solo es un espacio de encuentro, sino también un testimonio de la belleza y la armonía clásica basado en las tradiciones decorativas más refinadas.
